jueves, 4 de marzo de 2010


Volvió una noche

La cosa es más o menos así: a principios de 2010, Carlos Groppa me ofreció participar en un especial sobre Gardel, para la revista que él dirige, la Tango Reporter, publicación que se edita allá arriba, en el país del águila gendarme del mundo. No habría dinero, pero sí fama, glamour y mujeres en bikini. Rápidamente convoqué a asamblea general a los enanos (muy enanos) que habitan en mi interior y se tomó una decisión por la positiva. Sobre todo por las mujeres en bikini.
Pronto se me presentó una dificultad: sabiendo lo que todo el mundo sabe sobre Gardel y habiendo escuchado muy poco tango a lo largo de mi vida, no me era posible hacer nada medianamente respetable. De modo que me puse a investigar y, con algunos datos nuevos, me senté a darle forma a la historieta. Fui y vine varias veces, hasta que dí con algo. Ese algo es de sobra conocido y hasta una estupidez: aquello de las "r" trocadas en "n" en las grabaciones del Zorzal. De ahí, crucé ese dato de color, esa nimiedad, con el tango "Volvió una noche", escrito por Le Pera, y con algunas notas biográficas, intentando incrustar varias lecturas, mensajes y planos en un mismo espacio. Obviamente no logré lo que pretendía, pero aún así me satisfizo.
Sin embargo, no tuve en cuenta algo fundamental: el público al que está dirigido la revista. Lectores entre los que se mezclan hispanohablantes en general, yankis, amantes y curiosos del tango, pero no necesariamente conocedores de la vida y obra de los artistas (incluso de un símbolo como Gardel). Este simple hecho hacían y hacen incomprensible a la historieta; además, convengamos, es rebuscada de por sí. Es por esta razón que, finalmente, fue rechazada (más tarde hice otra tira, más directa, pero no mejor, que sí fue publicada).